¿Qué vale más la teoría o la práctica?

teoría

El famoso psicólogo Kurt Lewin dijo una vez «No hay nada más práctico que una buena teoría». Este importantísimo psicólogo de los fenómenos grupales no dijo esta frase porque sí. Sin lugar a dudas él tenía claro que lo que está sucediendo actualmente no es un buen presagio ni para la ciencia ni para la sociedad en general.

Actualmente hay cada vez más personas que optan por ver vídeos en youtube, que en algunos casos no tienen ninguna validez, para hacerse una idea de lo que saben las personas que se han formado durante años.

Material de autoayuda

Hay multitud de vídeos, libros, charlas, etc.; que se autodenominan como terapéuticas o psicológicas con el apellido de autoayuda. El problema está en que estos materiales no suelen estar contrastados con teorías científicas o son tergiversaciones de diversas corrientes.

Insisto en que es importante saber distinguir la paja del grano y eso no siempre es sencillo. Te recomiendo que leas el post que dedicamos a las fake news de corte científico para que tengas unas pautas claras, sencillas y realistas para poder evitar ser engañada.

¿Por qué prefiero una teoría a la práctica?

Karl Popper afirmaba que una investigación que pueda desbancar a la anterior sería una mejor investigación y por ende así se puede mejorar cualquier teoría. Yo no soy de una opinión tan radical como la del filósofo, pero sí que es verdad que cualquier teoría guía nuestros pasos. En este blog intentamos presentar un espacio en dónde puedas saber qué puede merecer la pena y qué no.

Una teoría es capaz de explicar algunos fenómenos humanos y predecirlos. Es más, son capaces de orientar nuestro trabajo. Sin lugar a dudas, la intuición puede ser una buena aliada dependiendo en qué casos, pero nunca puede ser la herramienta definitiva. Nuestros sentidos nos pueden engañar de maneras distintas y ya sabemos que el lenguaje no verbal no es una herramienta infalible. (Si te interesa este campo, te recomiendo que investigues a Paul Ekman y sus experimentos).

La teoría sin práctica no tiene mucho recorrido, pero una práctica sin teoría es mucho peor. Puedes tener un «gran olfato» en cualquier ámbito, pero si no cuentas con un buen faro que te guíe es muy seguro que te encuentres con las rocas y te hundas. No hay que ir muy lejos, los juicios de Salem, los genocidios nazis basados en la idea de que las personas negras eran menos inteligentes que las blancas, que algunos rasgos físicos son mejores que otros, etc. Actualmente cualquier persona razonable condena todos estos actos bárbaros e injustificables, desde aquí también lo hago por si queda alguna duda; pero en la época en la que sucedieron estos actos hubo muchas personas que esbozaron razonamientos «médicos y biológicos» que justificaban todas las atrocidades.

¿De verdad podemos ser objetivos?

A aquellas personas que declaran tener la objetividad por bandera y no necesitar ninguna teoría, es decir, que su práctica está totalmente justificada, siento decirles que se equivocan. Da igual que lleven años meditando o que incluso sean el mismísimo Dalai – Lama, que la subjetividad es algo intrínseco al ser humano y nadie nos podemos escapar de ella.

Está claro que no existe una teoría perfecta o absoluta, ya que los seres humanos somos imperfectos. Sin embargo, cuando se discuten los resultados y se decide un camino u otro, es más probable que sea más cierto que si se elabora en un espacio cerrado. Una persona ella sola, por muy prudente que quiera ser si no es capaz de contrastar sus ideas con otras nunca podrá elaborar una teoría realmente veraz y útil.

Esto es lo que nos explica Boris Cyrulnik en su libro Escribí soles de noche respecto a la forma de trabajar de Alice Miller cuando decidió aislarse del mundo psicoanalítico. Esta autora tiene apuntes muy interesantes respecto a la importancia de la familia, cómo vivirla, etc.; que se recogen en El cuerpo nunca miente. Esta autora, pudo desarrollar aspectos teóricos muy interesantes a pesar de su ostracismo, ya que tenía un bagaje teórico y laboral muy extenso.

¿Qué pasa con la psicología basada en la experiencia?

Sin lugar a dudas, la psicología es la ciencia dónde más influye la experiencia. Da igual que sea desde la perspectiva cognitivo conductual, en dónde se da mucha importancia a nuestras conductas y también a nuestros pensamientos, pero en definitiva no dejan de ser nuestras experiencias; o la sistémica, que trabaja muy cerca de los roles que hemos tenido en nuestra familia, cómo la hemos vivido, etc.

Ahora os quiero presentar las principales corrientes psicológicas que trabajan con la experiencia.

La terapia Gestalt

La corriente terapéutica desarrollada por Fritz Perls y por Laura Perls es verdad que tiene su base en la experiencia de los pacientes. Los procesos terapéuticos desde esta perspectiva huyen de grandes teorías e intentan desarrollar técnicas para poder mejorar la capacidad de experiencia de la persona.

Sin embargo, Fritz estudió medicina, psicoanálisis y estuvo en varias clases de diversas universidades como oyente.  A su vez, hizo muchos años de procesos psicoanalíticos entre otras muchas cosas. Laura Perls por otra parte, era bailarina profesional, psicóloga y también tenía estudios sobre arte. A su vez, ella también se formó en psicoanálisis y también tuvo varios procesos propios. Con todo esto lo que quiero remarcar es que los fundadores de la corriente que aboga por la experiencia, tenían un gran bagaje teórico y muchas teorías en su mochila de recursos.

Claudio Naranjo, uno de los mayores exponentes de esta corriente en varios puntos del planeta, era psicólogo, médico y se formó en muchísimas disciplinas. A su vez, era un ávido lector, desde medicina tradicional hasta física.

El psicoanálisis

El psicoanálisis siempre ha prestado atención a cómo siente la persona y también como interpreta nuestro inconsciente lo que nos sucede, a nivel fisiológico, emocional y en nuestro entorno. El padre de esta corriente, Sigmund Freud, estudió medicina y se especializó en neurología. A su vez, estudió hipnosis, aunque luego la abandonó y también aprendió castellano por el placer de leer Don Quijote de la Mancha.

Una vez más, esta célebre figura de la historia de la psicología, necesitó de muchas teorías, que fue continuamente renovando, para poder describir aspectos subjetivos y poder entender también lo que a él le sucedía.

La escuela de la gestalt

Seguramente, habrás visto la famosa imagen en la que se puede ver una copa, o dos mujeres. Sino, puedes jugar a ver qué ves y que no.

Seguramente, se podrían sacar muchas conclusiones basadas en la práctica de la visión de esta imagen. Sin embargo, detrás de estas imágenes hay una gran cantidad de teoría, sobre todo desde el punto de vista neuropsicológico.

Conclusión

En definitiva, no se puede pretender hacer nada práctico sin entender la parte teórica que lo sustenta. Si quieres recorrer ese camino, es muy probable que te des de bruces muchas veces con varios muros y en el peor de los casos puedas hacer alguna barbaridad.

Un buen ejemplo es lo mal que acabó Wilhelm Reich y su teoría del orgón. Pseudociencia que le llevó a ser juzgado como estafador en Estados Unidos y a morir en la cárcel con su salud mental terriblemente deteriorada.

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