Hoy os traigo un post muy distinto a otros. Hace poco en Twitter hablaba con Luis Miguel Serrano sobre las desventajas del nuevo enfoque de Claudio Naranjo sobre la Terapia Gestalt y la maravilla de libro, La relación Hurtada, de Francisco Peñarrubia. En el libro, se ve claro que el hecho de que alguien no esté todo el rato disponible es sano, aunque una excesiva lejanía sí es dañina.
En el mismo día una amiga me hablaba de una opción del móvil para que te pueda despertar en medio de la fase REM para que apuntes los sueños que has tenido. Con todo esto, quiero remarcar ese sentimiento que nos inunda de que todo está disponible, hasta nuestros sueños. Una vez más, ese reclamo de disponibilidad absoluta, ¡incluso tenemos que tener accesibles nuestros productos oníricos!
A primera vista esto posiblemente no tenga ninguna relación, pero cuando atendemos a libros de seguidores del discípulo de Fritz Perls, como Clown Esencial, te das cuenta de que esta corriente también ha caído en la enfermedad del siglo XXI, aunque en sus orígenes lo rechazara. Esta enfermedad de la que hablo es el «todo lo puedo», «todo lo puedo tener cuando quiera» o como reza la foto, «El futuro es ahora, ¡corre que lo disponible se irá!».
Ahora hay aplicaciones que te despiertan para poder apuntar lo que te ocurre por la noche… ¿a caso no podemos soportar el no recordar los sueños o simplemente apuntarlos cuando nos despertemos? Yo me reconozco víctima de esta misma enfermedad, puesto que me encanta la opción de envío en un día, que ofrecen muchísimas plataformas. Antes, hace 10 años o incluso 5, cuando comprabas algo por internet esperabas la semana correspondiente y todo era maravilloso.
Jaques Lacan diría que cada vez somos más incapaces de mantenernos en la incertidumbre, en ese estado en el que sabemos que no llevamos el timón del barco, pero podemos alzar de vez en cuando las velas y eso ayudará o no, depende del momento, para que el barco llegue a buen puerto, pero no al que queremos nosotros. Algo parecido hablábamos cuando afirmaba que no todo va a salir bien.
Winnicott nos recuerda incesantemente «madre suficientemente buena«. Esto significa que hay que estar disponible lo suficiente. Lo suficiente para fortalecer la base segura, sino será una ilusión de felicidad.
Habrá quiénes me pidan más pruebas, con razón, y os invito a que leáis la reseña sobre Felicidad tóxica o escuchéis la entrevista que hicimos al autor. Nuestra personalidad está mediada por los genes, algo tan sencillo, aparentemente, como el ser introvertido o extrovertido. En este regalazo de Ned Ediciones el autor nos ofrece una reflexión filosófica muy interesante sobre cómo ni todo lo que sentimos es verdad y sobre todo nos ofrece una visión muy crítica sobre esta idea, muy infantil, de que no hay ninguna gran verdad. Es más, esto el libro no lo dice, pero solo hay una verdad, que moriremos.
Quizás os suene todo muy tremendista o pesimista, pero sólo hay que atender al posthumanismo, una corriente filosóficocientífica que busca conseguir superar las «debilidades» del ser humano. En pocas palabras, conseguir que todas las personas seamos una especie de cyborg para nunca morir, ni enfermar, etc. Es verdad que esto tiene su germen en las pseudociencias, que te afirman que con una infusión y dos bailes debajo de la luna podrás curarte de un cáncer, sin embargo esta vez han juntado a muchísimas personas expertas en biología, medicina, ingeniería, etc.; con el objetivo de conseguir acabar con la muerte.
Con todo esto quiero animarte a que rechaces algunas de esas aplicaciones, webs, recursos… que utilizas todos los días para intentar conseguir tener controlado todo lo que te rodea para recordar qué eres humano, nada más y nada menos. El mejor ejemplo que puedes encontrar de un intento de control absoluto son las personas con Trastorno Obsesivo Compulsivo o El hombre de las ratas, el caso clásico de Sigmund Freud.
Os dejo una brevísima bibliografía sobre algunos libros a los que puedes acudir para percatarte de que no controlas tanto como te gustaría:
- Felicidad tóxica
- Sé tú mismo
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Lo imprevisible: Todo lo que la tecnología quiere y no puede controlar, no lo he leído pero tiene muy buena pinta.