Este libro es un regalazo de Bibiana Ripoll. El libro tiene un título muy interesante que indica claramente de qué trata el libro sobre feminismo y sobre psicología infantil. Sin embargo, el libro no trata sobre psicología como tal, aunque tiene puntos positivos.
Si tienes muy claro tu postura teórica en el movimiento feminista, quizás también te interese conocer esta maravilla de libro.
Aspectos positivos…
El libro plantea debates bastante interesantes, como la prostitución, violación y el tipo de pornografía que se consume. Son debates que normalmente no están a la luz del día, pero sí que están presentes en el feminismo y es necesario hablar de ello. Tristemente tenemos ejemplos de que el consumo de la pornografía puede tener efectos devastadores sobre la población.
El libro ofrece un acercamiento a la perspectiva del feminismo, aunque desde una teoría poco fundamentada. Es importante poder conocer esta línea de pensamiento, ya que hay mucha desinformación alrededor de ésta. Es verdad, que la infancia es crucial en el desarrollo humano. Podrás ser un detractor de Freud, pero las investigaciones de John Bowlby, Mary Ainsworth o Peter Fonagy, entre muchos, son muy claras y contundentes. Lo que nos ocurre en la infancia sí que nos altera la vida adulta.
Presenta ideas bastante interesantes en relación a la educación de los y las más pequeñas. Como por ejemplo el hecho de cortar de raíz aquellas conductas que conlleven violencia, como levantar las faldas. Un gesto que parece muy simple, pero parece ser un germen de violencia ulterior. Sería interesante, poder observar si intervenir en estas actitudes precoces pueden prevenir el maltrato infantil o el acoso escolar, más allá de la violencia de género.
Aspectos negativos…
El libro expone muchas reflexiones, pero sin ningún rigor metodológico. Muchas de las reflexiones que hace se basan en experiencias de sus amistades o suyas propias. Estos datos no sirven para poder exponer ninguna teoría y mucho menos poder generalizarlas. Sería más interesante que se hubiese valido de la metodología cualitativa, para poder sistematizar esos datos de difícil manejo o sino, simplemente recurrir a investigaciones que los hayan cuantificado. Con esto no queremos dar la idea de que el feminismo no sea interesante o fidedigno.
El libro tiene muchísimas incoherencias. Por una parte pone el foco de todos los problemas en los hombres, aunque en otros momentos asuma que para que el patriarcado funcione también tiene que haber complicidad por parte de las mujeres. Es el problema de no basarse en una buena teoría, como señalaría Kurt Lewin. De nada sirve marear la perdiz hacia un lado o hacia otro. Está claro, que el problema tiene diversos orígenes y habrá que ir acotándolos poco a poco.
Algunas de las líneas teóricas que sigue son muy reduccionistas, parecidas a la las que se exponen en El cuerpo nunca miente. Este tipo de explicaciones suelen ser poco acertadas y no estimulan la investigación, crítica que comparte Boris Cyrulnik en este libro. Es más, una de las bases del método científico es señalar siempre la falta de las investigaciones para que otra persona pueda seguir abriendo camino.
Valoración final…
El libro es interesante para tener una visión añadida del movimiento feminista, aunque recomiendo leer otros libros antes, ya que parte de sus ideas difieren con la evidencia científica que se tiene de las distintas ramas de la psicología, como de la psicología cognitivo conductual, el psicoanálisis o la gestalt. Un buen complemento a este libro sería el último de Joseph Knobel Freud.
El libro plantea debates interesantes que deberían estar en todos los espacios, como por qué no se les inculca a los niños en el respeto a las niñas o los efectos adversos del consumo de la pornografía. Albert Bandura ya avisó de los graves peligros que conlleva ver violencia en la televisión y seguramente con la pornografía sucederá algo.
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