Todas y todos hemos oído en algún momento el famoso «Síndrome postvacacional«. En su día incluso se pensó en sacar fármacos específicos para la sensación de ansiedad, depresión e incapacidad para poder adaptarse de nuevo a la realidad.
Sin embargo, este conjunto de síntomas, que es la definición de síndrome, es en gran parte subjetivo y en una gran mínima objetivo. Con esto me refiero a que no se debe a ninguna lesión orgánica, reducción de neurotransmisores, etc.
¿Por qué se da?
Este síndrome se da por una incapacidad para poder asumir la rutina diaria después de haber estado en un momento más o menos largo sin ella.
Quizás parezca un tanto simple, pero cuesta tiempo poder acostumbrase a una nueva rutina. Cuanto más compleja sea ésta, más esfuerzo se necesitará para poder acostumbrarte a ella. El mejor y más claro ejemplo es el de los trabajos de turnos.
Las personas que trabajan a turnos, sea en 2 o 3 modalidades, tienen problemas para regular los ritmos circadianos, regular comidas, etc. Necesitamos una rutina básica que le de un cierto orden y así también aumentar nuestra sensación de control.
Formas de prevenir el síndrome postvacacional
La mejor manera de no tener que sufrir este síndrome es acabar las vacaciones un poco antes de que tengas que volver al trabajo para así tener un tiempo para volver a acostumbrarte a tu casa, ambiente, horarios, etc.
Lo más importante es que tengas la opción de ir «aterrizando» de manera pausada en tu día a día. Una forma es poco a poco retomando los horarios que tenías antes, rutinas alimentarias, etc. Es decir, acostumbrar de nuevo al cuerpo y a la mente a tu vida previa de las vacaciones, de esta manera vas a conseguir prevenir el síndrome postvacacional.
¿Es necesario medicarse?
Mi recomendación es que no lo hagas. En caso de que te veas sobrepasado por la situación o que las sensaciones sean muy dolorosas te recomiendo que lo primero que hagas sea solicitar una cita psicológica, antes que medicarte.
El síndrome postvacacional sin lugar a dudas es complicado de gestionar, pero ni es imposible y al no tener una base biológica no es preciso tener que recurrir a la psicofarmacología.