«¡Te voy a presentar a mis bebés!» y aparece la persona con dos o más mascotas en la mano. Da igual que sea un perro, un gato o tortuga, seguro que conoces a alguien que encaja en esta descripción.
En este post analizaremos las diferencias de relación entre pares y con los animales. Un pequeño spoiler, es verdad que ambas especies tenemos emociones, pero sólo los humanos tenemos sentimientos😵.
Este post también viene a raíz de la nueva ley que se va a promulgar en España respecto al maltrato animal. Nadie tiene muy claro en qué consistirá, lo cual, desde mi punto de vista, sólo representa la difícil relación que mantenemos con nuestras mascotas.
Emociones vs sentimientos
Sobre emociones y sentimientos se han escrito ríos de tinta, sobre todo en el mundo de la autoayuda. Si investigas un poco sobre el tema, te encontrarás libros serios de psicología que utilizan ambos términos como si fueran sinónimos, pero no lo son. Hay diversas explicaciones dependiendo de la rama a la que acudas.
En este caso, a mí me interesa más entender qué nos cuenta el psicoanálisis sobre la diferencia entre una emoción y un sentimiento, ya que es la más sencilla de entender y también la más útil para el día a día.
La emoción es algo que se define con una sola palabra, no necesitamos ponerle mil matices, con una sola palabra todo el mundo lo entiende. Por ejemplo: Estoy triste, aterrado, nervioso o enfadado. Son reacciones emocionales tan básicas, que cualquiera nos podemos hacer una idea de lo que está sintiendo la persona.
Esto es tan primitivo, que incluso sólo con ver la cara de una persona, podemos intuir con bastante tino, cómo se siente una persona. Éste fue el trabajo del famoso psicólogo Paul Ekman. Sin embargo, la deriva que ha cogido de pretender analizar a cualquier persona en cuestión de segundos es mentira. Sí existe el lenguaje no verbal, pero no es una ciencia exacta.
(La famosa serie «Miénteme», en parte, se basaba en hechos científicos).
Es más, hay varias personas que están intentando aplicar estos principios a todos los animales, ¡como si las caras de las mascotas fueran similares! Imagínate poder sacar una teoría que valga para un pastor alemán o para un chihuahua en base a su cara, ¿suena un poco tonto, ¿verdad? Es un mero ejemplo de que algunas veces, la ciencia también estudia cosas bastante estúpidas en base a las modas.
¿Cómo que las mascotas no tienen sentimientos?
Seguramente ya te harás una idea de por qué los animales no tienen sentimientos, pero sí emociones. Es importante recordar que no tener sentimientos, no significa que no sientan o que no tengan emociones. Si se les pega, tortura, etc.; evidentemente también sufren.
Sin embargo, no cuentan con el lenguaje para poder elaborar dichas emociones y por otra parte, también se libran de los problemas en los que nos mete los matices lingüísticos.
(Es importante entender qué dice el otro cuando habla, no suponerlo)
Dicho de otra manera, un perro claro que puede sentir dolor. Es más, cuando algo les duele, se hacen notar para así conseguir la atención veterinaria necesaria para poder ayudarles a que dejen de sufrir. Sin embargo, nunca nos podrán decir si el dolor es punzante, intermitente, intenso o concentrado en un único miembro. Para todo eso, necesitamos las palabras, esas herramientas que para el clínico son oro puro.
Paul los bebés tampoco hablan…
Es muy probable que hayas pensado lo que pongo en el título. En parte tienes razón, durante un lapso de tiempo los bebés se asemejan a nuestras mascotas, ya que solo sienten y no tienen capacidad de poder centralizar su atención en qué lugar le duele, intensidad, etc. Sin embargo, poco a poco van siendo capaces de ir haciéndose uno con su cuerpo.
(Este bebé seguramente esté probando su fuerza, su capacidad de crear música y motricidad gruesa).
A medida que la bebé va consiguiendo darse cuenta, a través de la mirada de la madre, de que las palabras significan mucho más que unos simples sonidos que dan gusto en el paladar o consiguen que las personas adultas te briden su atención.
Es en este momento, en el que los bebés van a comenzar a diferenciarse de cualquier animal, domesticado o no. Son capaces de señalar exactamente lo que quieren e incluso hay algunos que son capaces de utilizar gritos concretos para designar objetos concretos.
No es algo tan simple como coger la correa o ir al cajón de arena para señalar lo que quiere. Ninguna mascota es capaz de utilizar su forma de comunicarse para poder designar un objeto concreto.
¡Quiero profundizar!
Emociones y la cara
Si te ha interesado el trabajo de Paul Ekman, puedes conocer más de éste pinchando en este enlace, que así además ayudas al blog😁. Es verdad que este científico ha seguido prosperando y ahora tiene un programa que dice poder predecir mentiras. Sin embargo, una cosa es poder detectar una u otra emoción y otra muy distinta es diferenciar una verdad de una mentira. Sobre todo, cuando existen los matices como «la mentira piadosa» o «media verdad».
El mundo interior de los bebés
Si te interesa la psicología infantil, te voy a dejar varios títulos que te pueden resultar muy interesantes.
Este libro es muy sencillo de leer y bastante completo. Si te interesa este tema o vas a tener un bebé dentro de poco, creo que te puede dar muchísimas claves y orientarte muy bien para que puedas establecer un vínculo potente con tu hijo o hija. Si quieres comprarlo, haz click aquí (una vez más, con la compra de algún libro ayudas mucho a este blog🤗). PERO antes de compres el libro, te invito a que leas la reseña que hicimos en su día, que así puedes comprarlo con mucha más tranquilidad.
Este libro es un clásico dentro de los clásicos de la psicología. Es verdad que este libro tiene como objetivo niñas y niños más mayores, ya que son capaces de leer o entender lo que se les lee. Sin embargo, creo que es un recurso muy bueno para poder ayudarles a gestionar sus emociones y ciertos miedos que van a tener siempre. (Otra diferencia en relación a las mascotas, los bebés pueden tener miedos de carácter humano, es decir, ¿y si no me da el pecho nunca más? ¿y si mamá no aparece cuando se va a la cocina?).
Hace mucho tiempo que escribí la reseña del libro, pero sigue siendo uno de mis libros favoritos sobre la infancia y lo recomiendo muchas veces. En caso de que te interese, no te preocupes, ¡aquí lo puedes comprar!