La relación entre un padre y un hijo puede ser muy complicado. Puede ser porque no esté el padre directamente o quizás se deba a que la relación es tan distante que por muy presente que esté se le vive como a alguien inaccesible.
En este caso, Francisco Peñarrubia, discípulo de Claudio Naranjo y gran amigo de Albert Rams, nos trae una serie de reflexiones sobre las consecuencias de la desaparición, literal o simbólica, del padre en el hijo. No hace un recorrido excesivamente teórico, sino que utiliza películas, canciones y novelas, entre otras, para poder ejemplificar las consecuencias. Si te interesa un aspecto más teórico, te invito a leer esta obra maestra de Massimo Recalcati.
Aspectos positivos…
El libro se lo recomendaría tanto a hijos como a padres. Es posible que se vean reflejados en algunos aspectos, en otros tantos no, porque las citas suelen ser un tanto extremas, pero seguramente todas ellas nos dejarán un poso. Es evidente que no hay ningún padre ni ningún hijo perfecto, hay que intentar ser solamente lo suficientemente buenos.
Su lectura resulta sencilla y amena y cuando hay algún concepto psicológico lo explica breve y claramente. En ningún momento tendrás la sensación de no entender algo. Es muy parecido a leer a José María Álvarez, es decir un texto muy interesante, nutritivo y fácil de leer.
Esta obra tiene algo que te engancha. Presenta teoría, pero sin resultar teórico, experiencias, sin ser autobiográfico ni idílico. Lo más seguro es que esa extrañeza, radique en que en parte cuenta una parte de la relación de cualquier hombre con su padre. Jung hablaba de arquetipos y posiblemente en este libro se trabaje el de la relación padre – hijo, hijo – padre.
Aspectos negativos…
Hay un capítulo que ejemplifica posibles retazos de la historia filio – parental y viceversa, con citas de canciones. Para mí se hizo pesado, puesto que no clarifica si eso que siente el o la artista es extrapolable al resto de la población. Es decir, las palabras de un poeta, escritor, etc.; pueden ser muy interesantes para conocer el alma humana, pero hay que ver cuánto hay de su propia historia y cuánto habla de nuestro propio ser.
No presenta una teoría concreta sobre las consecuencias de la ausencia paternal, aunque presente síntomas o posibles consecuencias. Si esperas un manual sobre la intervención gestáltica en casos de orfandad o para trabajar la relación filioparental este no es tu libro.
Esta obra pueden leerla madres e hijas, pero creo que se van a perder una parte, puesto que está muy orientado a la relación padre – hijo, hijo – padre. También posible que la relación filioparental se vea un poco alterada, tendrás que leerlo, para saber por qué.
Valoración final…
El libro es una joya en sí misma, para psicólogos, padres o hijos. Aviso a navegantes, cabe la posibilidad que después de leerlo la relación cambie, se vea con otros ojos o salgan antiguas rencillas.
El libro tiene muchos puntos positivos, aunque tenga algunos puntos negros, la verdad es que son tan pocos que me ha costado muchísimo sacar puntos negativos. Mi recomendación es leerlo poco a poco, como si comieras un pastel muy sabroso, conviene darle pequeños mordiscos, leerlo poco a poco y dejarlo reposar. Mencionando una obra de Luis Chiozza, te invito a que lo digieras poco a poco.
Anteriormente he dicho que no se lo recomiendo a las madres ni a las hijas, la explicación es sencilla, la cultura patriarcal obliga a las mujeres a estar presente en la vida familiar, por lo que lo habitual es que las hijas sí que tengan con quién identificarse.
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