Carl Jung fue un psicoanalista muy importante, uno de los discípulos más prometedores de Freud, al igual que Wilhelm Reich. Es verdad que tuvo momentos de locura, aunque no tantos como el último autor mencionado.
Sin embargo, volvamos a lo que nos atañe, la teoría jungiana. Uno de los elementos más famosos es el concepto de arquetipo. Los arquetipos residen en el inconsciente, entendido como Freud y no como Alice Miller. Son todos los aspectos de nuestra personalidad que nos inquietan tanto que los vamos alejando de nuestra propia percepción. Si no aceptamos nuestro propia agresividad de una manera u otra inventaremos un símbolo, adorado u odiado, que represente esa agresividad.
La cuestión es la siguiente, este teoría de Jung, es de mediados del siglo pasado, por lo que ¿sirve en la actualidad? Mi respuesta es afirmativa. Todavía se sigue discutiendo cómo puede ser que elementos de los cuentos de hadas puedan estar presentes en diversas culturas, que hasta la fecha no se ha descubierto que tengan relación. Una posible respuesta, sean los arquetipos. Estos están presentes en el inconsciente colectivo y por eso se presentan en tantos sitios diversos.
Además de lo anterior, entender qué papel juega un arquetipo concreto en una persona, puede ayudarla a comprender qué aspectos de su propia personalidad está intentando ocultar. Dicho de otra manera, ¿qué aspectos le alejan de permitirse ser quién es? como dirían Rogers o por qué ha mandado ese elemento al fondo en vez de ser figura, preguntaría Fritz Perls.
La última razón por la que creo que tener en cuenta los arquetipos pueden resultar útiles en este momento es para comprender el fanatismo que embriaga a los líderes de sectas. Un buen libro es el escrito por Haruki Murakami. El arquetipo de Dios, de salvador todo poderoso, que normalmente lo simboliza un bastón, una imagen o una parte del cuerpo.
En caso de que tengas interés en saber más sobre este curioso concepto te animo a consultar estos libros:
